La naturaleza es la espina dorsal para mantener y restaurar nuestro equilibrio con los límites planetarios. Y sin embargo, ¿estamos haciendo lo suficiente para asegurar que los compromisos adquiridos para conservar y restaurar la naturaleza se traduzcan en acciones concretas sobre el terreno?
La pregunta ya no puede discutirse. El tiempo para la discusión se está acabando. Todas las señales apuntan a que hay que actuar ahora. No más de lo mismo, porque, francamente, la inacción ya no es una opción…