La gente del bosque alrededor de los Sundarbans ha estado haciendo un esfuerzo tremendo para proteger al bosque madre de la destrucción. Abdur Rahman se adentra en el bosque, a mediados de abril, cada año. Él y sus compañeros cortan una porción específica (alrededor de dos tercios) de los panales de miel y dejan el resto para la reproducción. Lo hacen para garantizar que no se maten abejas jóvenes mientras recolectan la miel y aprietan las colmenas a mano. Los Mowals (colectores de miel) nunca usan herramientas metálicas, que podrían ser peligrosas para las abejas. Producen humo con hojas secas, pero nunca acercan el fuego a las colmenas.
Jalil Mia, que se gana la vida recogiendo Golpata (Nypa fruticans) del bosque, aplica algunas reglas consuetudinarias durante su recolección. La explotación, en cualquier área, sólo está permitida una vez al año, específicamente entre junio y septiembre, ya que es el período de crecimiento de la Golpata. Corta sólo hojas de aproximadamente nueve pies de largo, y lo hace de manera a que la hoja central y la hoja al lado de ella se conserven en cada grupo. Aplica esta regla para que las flores y las frutas se mantengan intactas mientras corta las hojas.
Ambia Khatun, una mujer de mediana edad y muy trabajadora, va a pescar en el río Shakbaria al igual que sus homólogos masculinos. Ella es una de los principales contribuyentes en su familia, como muchas otras mujeres de su comunidad. Los pescadores tradicionales nunca usan redes perniciosas como el “Bishal Jal”, que mata a los peces como las carpas. Ella tiene miedo de capturar menos peces que antes, debido al uso incesante de redes prohibidas, autorizadas indirectamente por las autoridades locales.
La comunidad indígena Munda, que llegó a la región hace unos trescientos años, ha estado recolectando recursos de los Sundarbans siguiendo conocimientos consuetudinarios sostenibles. Durante varios años, han estado utilizando los conocimientos consuetudinarios adquiridos para opciones alternativas de sustento, como el cultivo de cangrejo. Abhishek Munda, 34 años, mantiene a su familia con los ingresos de la cultura de cangrejos en su propia tierra. Al igual que él, otros Munda también están produciendo bienes en sus propias tierras para reducir su dependencia del bosque. “Tenemos que minimizar la presión sobre el bosque. Tenemos que protegerlo. Este sentimiento nos hizo orientarnos hacia otras actividades que ayuden a contribuir a la conservación de los recursos del bosque”, afirma Joydeb Munda. Vale la pena mencionar que han podido recuperar 42 bighas de sus tierras de propiedad legal, que habían sido confiscadas por la clase adinerada, a través de constantes negociaciones y presiones. El bigha es una unidad de medida tradicional de superficie comúnmente utilizada en la India, Bangladesh y Nepal.
Estas actividades de conservación conocieron un impulso después de que las comunidades se unieran y formaran cooperativas que agrupan alrededor de 350 hogares. Unnayan Onneshan ayudó a establecer Harinagar Bonojibi Bohumukhi Unnayan Samity (Cooperativa multifuncional de desarrollo del pueblo forestal Harinagar), Koyra Bonojibi Bohumukhi Unnayan Samity (Cooperativa multifuncional de desarrollo del pueblo forestal Koyra) y Munda Adivasi Bonojibi Bohumukhi Unnayan Samity (Cooperativa multifuncional de desarrollo del pueblo forestal Munda), con el objetivo de desarrollar capacidades en opciones alternativas de sustento, satisfacer las necesidades básicas universales y reivindicar derechos cooperativos a través de la conservación de la naturaleza.
Los pueblos forestales de los Sundarbans ya ha podido comprobar los resultados positivos de un cultivo riguroso fuera del bosque a través de una reducción de los impactos causados por calamidades naturales. Los impactos reducidos del reciente súper ciclón Amphan, son un epítome en este sentido. Además, sus otras normas y conocimientos consuetudinarios han demostrado ser sostenibles durante muchos años. Sin embargo, todavía tienen que luchar de valiente para recibir la asistencia necesaria del gobierno. Un gran número de granjas de camarones y tierras de cultivo han sido inundadas por el súper ciclón Amphan, por un valor de mil millones de Taka (aproximadamente mil millones de rupias) en la región de Koyra Upazila, donde vive un gran número de pueblos indígenas. Debido a las constantes calamidades naturales y la actual pandemia de COVID-19, estas comunidades necesitan apoyo financiero junto con la garantía de necesidades básicas universales para su supervivencia.
Junto con sus homólogos masculinos, Anju Ara, Jamila y otras usuarias de recursos tradicionales han estado luchando e iniciando movimientos de sensibilización, con el fin de cambiar las normas institucionales y la aplicación de la ley para obtener opciones alternativas de sustento mediante la conservación de la naturaleza. Estos usuarios de recursos tradicionales pueden contribuir a proteger los Sundarbans de muchas maneras, si sus conocimientos locales indígenas (CLI) se toman en consideración y se aplican. “Si el gobierno utilizara nuestras reglas y prácticas tradicionales en los procesos formales de conservación, los Sundarbans estarían más seguros que lo que son actualmente, y las personas obtendrían el bienestar sostenible que desean”, concluye Khalil Dhali.
Sobre el autor
El Dr. Rashed Al Mahmud Titumir, profesor de Economía del Departamento de Estudios del Desarrollo de la Universidad de Dhaka, es presidente del grupo de reflexión Unnayan Onneshan (un miembro de la UICN). También es Presidente del Comité Nacional de la UICN de Bangladesh. rt@du.ac.bd