REAFIRMANDO que las áreas protegidas tienen por finalidad común y prioritaria asegurar a largo plazo la conservación de la naturaleza, así como de los servicios ecosistémicos y los valores culturales conexos;

PREOCUPADO por el aumento de las presiones antropogénicas directas e indirectas, en particular la urbanización y la explotación de los recursos naturales, que tienen lugar en casi un tercio de las áreas protegidas del mundo, hasta el punto de menoscabar los objetivos de conservación;

RECORDANDO las Resoluciones y Recomendaciones anteriores aprobadas en las asambleas generales de la UICN sobre las actividades incompatibles con las áreas protegidas, en particular la Recomendación 102 Áreas protegidas y otras áreas importantes para la biodiversidad en relación con las actividades industriales y el desarrollo de infraestructura perjudiciales para el medio ambiente (Hawai‘i, 2016);

OBSERVANDO que no existen directrices internacionales para evaluar la compatibilidad de algunas actividades humanas de acuerdo con las categorías de la UICN para la gestión de áreas protegidas en función de su carácter e intensidad; y

OBSERVANDO también que la Base Mundial de Datos sobre Áreas Protegidas contiene poca información sobre las categorías de gestión y gobernanza de la UICN, a pesar del compromiso contraído por los Estados Partes en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) en el marco del Programa de Trabajo sobre Áreas Protegidas (2004);